Dotado de marcapasos, el Bullense volvió a la victoria tras un mes a puro empate: Fue un ajustado 1-0 ante Alhama, que pudo aumentar en la primera parte y pudo escaparse después. Pastilla, victoria, y a cerrar el 2019 con todo.
Si usted quiere ir a la cancha y ganar sin sufrir, ésta liga Phillips preferente no es la más indicada para su persona. Acá nadie regala un metro. Y si querés dejar los tres puntos en tu feudo tenés que defenderlos hasta el último suspiro.
¿No hemos aprendido eso todavía? ¿No nos lo demostraron ante El Algar? No lo sufrimos ante Beniel? Entonces celebren ésta victoria queridos lectores, porque el 1-0 cosechado el pasado domingo ante Alhama fue una viva muestra de lo empedrada que está la ruta hacia la tercera división.
Alhama, histórico club, llegó al Nicolás en alza, con la chapa de un equipo difícil de batir e incluso difícil de convertirle goles. Ningún caramelito, justo en éste momento del torneo donde el Bullense empieza a toparse de frente con su realidad: Trepado ahí, en las alturas de la tabla, y ahora convertido en el blanco perfecto de todos estos equipos que vienen de atrás, sin ataduras y sin obligaciones, y que se plantan en el Nicolás para derrotar al único invicto que sobrevive en toda la región.
Los de Mapeka, con la lección bien aprendida tras el empate en Balsicas, saltaron a la cancha con otro ímpetu, y eso se notó nada más empezar el partido: el recién sumado Alejandro Platas empezó a hurgar la herida del costado zurdo rival y por ahí llegaron las primeras chances, aunque sería «Juguete» Alcaraz quien dispondría de un mano a mano clarísimo en el que prácticamente le susurró al arquero lo que iba a hacer, y el meta resolvió fácil. Persistió Alcaraz, y tuvo su recompensa: Otra gran jugada de Platas por la derecha, centro raso que cruza el área y «Juguete» que remata en el segundo palo para desatascar las gargantas rojiblancas. Hermoso gol y hermosa celebración en la tribuna, como antaño se celebraban los goles colgados de los alambrados.
Seguramente si los rojiblancos aprovechan éste envión, con el gol y las chances más claras, el resultado podría haber quedado resuelto, y entonces sí, poder jugar sin el revólver en la sien. Pero son todos unos caballeros de la angustia, los dirigidos por Mapeka. Como ya ocurriera en otros partidos, la estocada no llegó, por error u omisión, y el Alhama sumó coraje para ir a minar el campo rojiblanco. Sin Eloy y sin Alcaraz en cancha, el Bullense quedó acéfalo de fútbol, y tuvo que retroceder. Fue entonces cuando se hizo gigante la figura de Maylan, que cerró una tarde de las grandes, a lo General Patton, de esas que explican por qué es el gran referente de éste equipo y una pieza clave para explicar el invicto rojiblanco.
Se ganó y quizás haya sido esa la lectura más positiva. Los de Mapeka debe solidificarse en su feudo, hacerse fuertes y resistentes. Ya demostró en el transcurso de ésta liga que afuera no se apichona, todo lo contrario, le sale a jugar de igual a igual al que sea, bien lo saben en el Barnés, en Cieza o en el Esparragal. Si los de Mapeka son certeros en casa y mantienen su linea afuera, quizás podamos empezar a reducir las dosis de pastillas y, por qué no, descorchar el Champagne navideño en lo más alto. Estamos en época de deseos no?