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El Bullense hizo bueno su slogan: La gente copó el Nicolás y el equipo tuvo ochenta minutos orquestales. Luego, con el descuento de Abarán, llevaron en volandas al equipo para aguantar con nueve jugadores. El Bullense quedó como único líder de la Phillips Preferente.
Pintaba para ser la décima sinfonía de Beethoven, esa que nunca llegó a escribir el genio germánico. Y pintaba así porque vaya primer tiempo que compusieron los rojiblancos! La orquesta afinada, el público recepcionando la melodía y rompiéndose las manos a aplaudir: ¡Qué golazo de Enri, vecino! ¡Es que no has visto qué remate tan exquisito el de Alcaraz! Fue un verdadero placer para los ojos ver a éste Bullense que camina firme derrotando toda afrenta.
Tuvo enfrente nada más y nada menos que al líder invicto del campeonato. Un Abarán que desembarcó en el Nicolás de las peñas con la idea de sacarle ventaja al cuadro rojiblanco, usando sus armas habituales: El termómetro de Dani Cánovas, la resolución de Javity, Guardiola o Javi Yelo, y la sapiencia de su DT, Tote.
Pero topó el Abarán con un equipo que atraviesa un momento dulce, que no te regala un metro y que, a la primera que le das, te liquida. Así fue como «Gambetita» Enri agarró la pelota tras el rechace de un córner y le dibujó la comba perfecta con su zurdita, para ponerla allá arriba, inalcanzable para el arquero rival.
Te liquida a la primera y a la segunda, porque poco después fue Sergio Alcaraz el que sacó la chistera, y con un remate tres dedos, sólo al alcance de los privilegiados, puso el 2-0, desatando pasiones en la concurrida grada rojiblanca.
Pero Abarán, ay el Abarán, herido de muerte, recibiendo el tercero, conteniendo las embestidas de un Bullense voraz, aun así, el Abarán mostró por qué esta ahí arriba: En un ratito nomás hizo lo que 9 rivales anteriores fueron incapaces de hacer: Marcarle dos goles a Ginés Guzmán, y abrir la veda a un nuevo partido. Corto, ya en el cierre, pero un nuevo partido, que tuvo su momento álgido con las expulsiones de Palazón, de Ginés Guzmán, y una falta perfecta en la puerta del área grande. ¡Aguante corazón aguante! Con el alma compungida, con un escenario inimaginable minutos antes, el equipo de Mapeka aguantó y cerró su séptima victoria del campeonato.
Así, el Bullense se trepa a la punta del campeonato. Una punta que ya no quiso compartir más y se la quedó toda para sí mismo, para la alegría de un Nicolás colosal, efervescente, que camina de la mano de sus jugadores y que empieza a creer que, quizás sea este el año, volverán los viejos laureles y las familias reunidas al calor de la visera.
Definitivamente, no hay nada como ir juntos a la par.