El Bullense logró su primera victoria en ésta pretemporada de la mano de un Justin encendido y una infatigable tarea del equipo, que sin sobrarle nada, se bastó para darle la primera alegría a su gente.
Reinaba cierto clima de angustia en el Nicolás de Las peñas, con la pretemporada ya en marcha y con dos partidos sin haber podido tan siquiera hacer un gol. Sí, era un partido de pretemporada, pero los pupilos de Mapeka sabían que la buena cantidad de público que se dio el Viernes noche estaba impaciente por ver algún fruto en éste renovadísimo plantel rojiblanco.
Y así, con esos condimentos, se dio un partido frenético, con un Bullense decidido a buscar el gol. Enfrente un Abarán bien plantado, con las cicatrices frescas del Play Off fallido.
Mejoró el cuadro de Mapeka en referencia a su último match ante el Churra. Ésta vez la zaga mostró más contundente para defender y con más criterio para salir, con un Maylan inconmensurable (Para un servidor la figura de la cancha) y un centro del campo que se puso el overol para rechazar cualquier intento del visitante.
El gol llegó por su propio peso, porque cuando se juntan los habilidosos siempre surge algo. Sergio Alcaraz la durmió en su pie, tocó para Enri, que de primera le limpió la ruta hacia el gol a Justin. El Indonesio le rompió el arco al meta y lo gritó con el alma. Lo necesitaba Justin, lo necesitaba el Bullense, de ahí el abrazo de todos y el desahogo al final del partido, ya que si bien el Abarán no creó situaciones netas, siempre insinuó y tuvo en vilo una victoria que endulza las aspiraciones rojiblancas, de cara a una temporada que se presenta desafiante.
Chispa Bullense.