Ganar es combatir

El Bullense se trajo un triunfazo de su visita al Sánchez Luego. Le jugó mano a mano al Algar en su reducto, llevó la manija del partido, y cuando parecía empate clavado, Enri y Soriano detonaron todo. Fue 0-1.

Triunfazo. No se puede definir de otra manera. Por la cancha, por el ambiente, por el rival, por el momento, por el aplomo…fueron muchas cosas buenas dentro de un cuerpo a cuerpo tremendo, por momentos incluso asfixiante, dadas las dimensiones de una cancha difícil, de esas que se marcan en el calendario dando señal de alerta.

No fue un partido de fútbol lindo y decoroso, ¡Palabra que no! Fue toda una digna batalla de preferente, con dos equipos muy parejos, de fuerzas similares, ambos buscando la victoria. No, no lo recordaremos por su belleza, lo recordaremos por su crudeza, un órdago a la intensidad, a la disciplina. Un duelo táctico. Perdón, un hermoso duelo táctico.

Reapareció Alonso en las filas del Bullense, tras su paso por Racing, y lo hizo reemplazando la figura de Maylan. Fuerte apuesta de Mapeka, a quien Alonso terminó dando la razón. Enorme partido del antaño centrocampista, hoy reconvertido en central. Así, el DT va a tener un lindo rompecabezas cuando vuelva a tener a su retaguardia al completo. En cualquier caso, santo problema!

Y si la defensa está bien, y a eso le sumamos el aporte de hombres como Ismael y Oli, sin olvidarnos de la siempre necesaria virtud de Ginés Guzmán, se sabe: Éste Bullense es un rival durísimo para cualquiera,  en cualquier cancha y superficie.

Mención aparte para Eloy Jiménez. Nos hemos repetido infinidad de veces en la relevancia que adquiere su figura cuando está lúcido. El sábado fue extraordinaria su labor, apareciendo por varias zonas, siendo solidario en la recuperación, sacando la chistera para resolver encrucijadas de mil piernas, siempre limpita, siempre ilustrada, la pelota en sus pies, aunque la presión asfixie, aunque el espacio sea una baldosa. Partido de galera y overol.

Mapeka elucubró un plan impensado que resultó clave: Dotó su zona de contención con mano de cirujano, y el Algar quedó completamente desactivado. Era suficiente? No, pero el primer paso del técnico fue, a la postre, un acierto que fue diluyendo a su rival, mermando su zona creativa, obstruyéndole las vías respiratorias y obligándolo siempre al balón en largo. En definitiva, desactivó a su contricante de sus mejores armas.

Claro, qué diferente hubiera sido el guion si Platas define, en los primeros minutos del partido, un mano a mano que erró de forma insólita, cuando toda la parcialidad rojiblanca se relamía por gritar el gol. Esa diferencia habría obligado al Algar a salir de su zona de confort y liberar los escasos espacios que se pueden hallar en el Sánchez Luengo.

Espacios que sí fueron aprovechados con la entrada de Enri Gómez, que removió el avispero a pura diablura, acompañado por la entrada de un Quique Soriano con ganas de reivindicarse.

Para ganar había que combatir. Tiempo cumplido. Enri, en una última arremetida, se interna en el área y le ofrece la pierna al rival, que compra sin reparar en el riesgo. Penal, sí, y una pelota que quema. El elegido es Eloy, pero Quique Soriano asume la responsabilidad y se la juega a todo o nada, con cientos de ojos puntando a su figura.

Fue gol. Fue ganar la batalla. Fue sacar oro de una de las canchas mas complicadas de la Phillips preferente. Fue alejar fantasmas y romper malas rachas. Fue casi un volver a ser.

Por delante un mundo, pero la onda tornó en positivo, y quizás sea el primer gran paso hacia el infartante tramo final de competencia que nos queda. Guarden oxígeno, parense de manos, nos aguardan 13 asaltos, y para ganarlos habrá que combatir.

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El once de Mapeka para ganar en el Sánchez Luengo: Arriba, de izq a der: Belló, Alejandro Platas, Alonso, José Sánchez, Aitor Gil y Ginés Guzmán. Abajo, de izq a der: Oli, Fernando López, Ismael Molina, Eloy Jiménez y Jesús Palazón.

 

Los primeros instantes, con un Jesús Palazón ubicado de extremo derecho, donde siempre es peligroso.

 

Pocos espacios para el ingenio, se impone la lucha, donde hombres como Oli o Ismael prevalecieron.

 

Chance neta de gol. Platas se va solo contra el arquero, con todo el tiempo del mundo para definir. Su remate sale alto. Platas no lo puede creer.

 

Belló volvió a contar con la confianza del técnico. El Delantero fue pura voluntad para pelear cada balón.

 

Zona de nadie y zona de todos. La pelota dura poco en los pies de los jugadores, señal de la enorme intensidad de un partido muy bravo.

 

No quería vestir de amarillo pero no tuvo opción. Aún así, Ginés volvió a ser gigante en el arco rojiblanco. Otro arco en cero, y van…

 

Lucha Belló en las alturas, donde la pelota encontró su mejor escenario.

 

Oli, cada día mas consolidado en la mitad de cancha. El «Pitbull» rojiblanco volvió a completar un gran partido.

 

Mapeka en el banco, su cuerpo técnico al lado. El DT vivió el partido con intensidad.

 

Eloy charla con el árbitro. El todocampista de Bullas fue una de las grandes figuras del partido.

 

Platas busca arriba pero el arquero impone su ley. Minutos de pura igualdad en el partido.

 

Ismael Molina y su cuota de esfuerzo, siempre presente. El «Pulpo» estuvo a la altura, como siempre.

 

Busca El Algar en el area rojiblanca. Oli desatasca y abre. Todos quisieron, todos lucharon.

 

Enorme José Sánchez. El capitán rayó a gran nivel, siempre concentrado y siempre liderando.

 

Eloy avanza a pura gambeta, situado en el costado derecho, donde tiró más de un firulete. El 6 está en un momento óptimo, y el equipo lo agradece.

 

Ahi se viene el «Pulpo» Molina, que no tiene complejos a la hora de abandonar su zona y lanzarse al ataque. Enorme despliegue.

 

Platas fluctúa entre la zaga Algareña. Tuvo una muy clara y después fue perdiendo protagonismo.

 

Calienta quién será el gran revulsivo: «Gambetita» Enri se ejercita a las ordenes de Benito Pelegrín.

 

Ginés Guzmán atrae el balón como si de un imán se tratara. El Zamora de preferente, garantía de seguridad.

 

La segunda parte arranca como la primera: Una lucha encarnizada por hacerse con el control del partido.

 

La pelota parada, siempre una opción para los hombres de Mapeka. Aquí Belló se adelanta para recibir el saque de esquina.

 

Domina el meta algareño en las alturas del Sánchez Luengo. Quedaba un mundo, y todo por decidir.

 

Mucho público en un Sánchez Luengo que no dejó de apretar, especialmente en la fase final del partido.

 

Mapeka no pierde detalle. El oriundo de Archena tendrá, poco después, una enorme alegría.

 

La clave del partido. Un cansado Palazón deja su lugar a Enri Gómez. La historia del partido iba a cambiar radicalmente.

 

Ginés Guzmán atrapa con seguridad, en uno de los pocos acercamientos del Algar en el complemento.

 

Busca Eloy en el libre directo, con la noche cayendo sobre el Sánchez Luengo.

 

Insólita la iluminación del recinto Algareño. Focos que se apagaban y encendían, dejando la cancha por momentos sumida en la oscuridad.

 

Otro de los grandes protagonistas. Quique Soriano se viene a la cancha y tendrá el papel principal de la victoria.

 

Enri tira de repertorio y desquicia a sus marcadores. En un escenario de lucha, «Gambetita» le dio color en el rato que estuvo en cancha, y fue decisivo en la acción definitiva de la victoria.

 

Ruda por los suelos Enri Gómez. «Gambetita» ofreció boletos y la zaga Algareña los compró todos. Penal indiscutible con el tiempo cumplido. La gente estalló de bronca contra el juez.

 

Eloy es el elegido, pero la tremenda presión la asume Quique Soriano. El ex-Muleño se jugó todo con esa decisión, pero no dudó: Remate fuerte, raso, a la derecha del arquero. El grito de desahogo estaba justificado.

 

La noche cayendo, la iluminación apagada en el area, el abrazo de gol, el grito rabioso de Enri. Puro fútbol.

 

La desazón del meta algareño, que tuvo un gran partido cortando todo lo que pasó por su lado, pero que nada pudo hacer en el penal.

 

Segundos finales. El Algar va a la desesperada. Eloy domina y provoca falta. Los nervios están a flor de piel.

 

Pita el árbitro y el desahogo es máximo. Lo celebran todos, no era para menos.

 

El aplauso final, los abrazos de Vicente con sus jugadores, los brazos en alto. Triunfazo para seguir optando a todo.