Empate en positivo

El Bullense sufrió para lograr un empate ante una Unión que se puso en ventaja y bajó la persiana. Tanto fue y fue el conjunto de Mapeka que tuvo recompensa con un polémico penal en la etapa final. Así, el empate sabe a dulce. El Bullense quedó a dos de la punta.

Lo pasó muy mal el Bullense ayer, en la abrasadora mañana del Nicolás de las peñas. El duelo programado para el Domingo, tempranito, con la resaca de dos días de fiestas patronales, resultó una losa muy pesada que trajo de cabeza al conjunto rojiblanco durante los noventa minutos.

Lo había profetizado el DT, José Mapeka: No será fácil, y vaya que no lo fue. Era consciente el técnico de que La Unión será uno de los duros en ésta liga, y que a pesar de su flojo arranque tiene claro su objetivo, que no es otro que volver rápido a la tercera división.

A las once de la mañana, cuando el colegiado Fernándo Valverde Hortál hizo sonar su silbato, el sol caía oblicuo y abrasaba la cancha, la tribuna y a los pocos valientes que se ubicaron bajo la visera. Era el prolegómeno de una mañana infernal, meteorológica y futbolísticamente hablando.

El Panorama del arranque: una Unión buscando siempre la espalda de Fernando López, recurriendo siempre al envío largo y renunciando a la elaboración de juego. Resultado: Pocas chances del visitante, que apenas inquietaron la solidez del corriente Zamora del torneo, Ginés Guzmán.

Fue el Bullense, y más precisamente Justin, quien gozó de dos chances claras, especialmente la segunda, mano a mano ante el meta, que el indonesio tardó una vida en definir, dándole tiempo a su marcador para cruzarlo y borrar cualquier atisbo de gol.

Sería en el complemento cuando llegarían las emociones fuertes. Choto ingresó por Fernando López y el costado derecho ganó profundidad con un «Choutinho» que tiró de lírica para empezar a desnivelar un tablero que, sin embargo, recibiría un patadón terrible.

Ni un cuarto de hora había pasado cuando una descoordinación infantil en la retaguardia rojiblanca dejó el paso libre a La Unión para ponerse en ventaja. ¿Y ahora?

Y tocó remar. Y tocó sufrir, porque la Unión dimitió de todo intento de jugar, y enfatizó su «otro fútbol» en demorar el juego y exasperar al público presente, cuyos nervios también se trasladaban a los jugadores rojiblancos. Por momentos parecía una de Hitchcock.

Pero se sabe. Viene en algún capítulo de las reglas universales del fútbol. Renunciar a jugar se paga caro, y caro le salió a la Unión ese penal cobrado por el juez, que llegó más por la insistencia de atacar, una y otra vez de los rojiblancos, que por la claridad de la acción. Penal o no, el juez condenó y la «Cobra» Piqueras gatilló veneno para poner el 1-1.

¿Lo merecía ganar el Bullense? Permítanme decirles que si, porque si bien no hubo brillo, ni sociedades, ni ocasiones claras, sí hubo un equipo que siempre fue hacia adelante, a veces calmo, a veces excedido, pero hacia adelante al fin, y ese fue el Bullense, que con éste empate sigue invicto en el torneo y superó una de sus fechas marcadas en rojo: Las fiestas patronales, siempre difíciles de asumir y casi siempre pagadas con derrota.

Empate en positivo, que será empate de oro si se le gana al Cabezo de Torres en la próxima fecha.

 

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Once inicial: Arriba de izq a der: Adrán «Pájaro» López, Maylan, Alí Lugula, José Sánchez, Piqueras y Ginés Guzmán. Abajo, de izq a der: Ismael Molina, Jesús Palazón, Justin, Fernándo López y Sergio «Juguete» Alcaraz.
Justin corrió todas y estuvo siempre cerca del gol. Falló un mano a mano que pudo ser clave en el resultado final.
Alí apenas hizo pie en la mitad de cancha. Perdió más de lo que ganó y no pudo dar seguridad ni en ataque ni en defensa.
Sabu, el meta rumano de La Unión, firme en el aire para ganarle al «Pájaro» Adrián López.
Piqueras no logra controlar ante la férrea marca de una defensa que no anduvo con rodeos para despejar todo lo que merodeaba el área.
Sabu saca rápido para la contra. El Meta rumano tiró de tablas en el complemento para ralentizar el juego y dejar pasar los minutos, desesperando a jugadores e hinchas rojiblancos.
Clarísima la ocasión de Justin, aun en la primera etapa. La pelota tardó en bajar y le dio tiempo al marcador para cerrar. Pudo ser el 1-0.
José Sánchez, uno de los mejores ayer, despeja uno de los tantos centros que buscó el visitante en la primera etapa.
El Bullense controlaba el inicio del complemento cuando una falla terminó en mano a mano ante un Ginés Guzmán que nada pudo hacer.
Fernándo López tuvo tarea extra durante todo el tiempo que estuvo en cancha. Su sector fue el más visitado por la Unión durante la primera parte. Fue sustituido por Choto.
«Choutinho», mirada al frente, pelota controlada. Su ingreso le cambió la cara al equipo y fue una inyección para los ataques en el costado diestro.
Ahí va Justin en busca de su revancha. El Rumano Sabu abortará otro de sus tantos intentos en la mañana de ayer.
Capitán de tormentas. En pleno diluvio de nervios, Maylan fue el faro a buscar en cada pelota parada.
La «Cobra» piqueras la pisa y busca socios. El goleador tuvo pocas chances claras y pocos espacios para meter veneno.
Entre la desesperación y los nervios, una luz: El juez cobró penal y Piqueras no dudó: Derechazo allá arriba donde el enorme arquero rumano no llegará. Fue el 1-1 y el desahogo.
Buen debut el de Jesús Palazón, que asumió su papel con mucha personalidad y fue siempre carta de ataque y defensa por su costado zurdo.
Maylan disputa uno de los tantos centros que llovieron en los minutos finales, cuando el Bullense se fue a por la victoria.
Así mató el juego el conjunto de la Unión: En cada arrancada rojiblanca, una demora de más de cinco minutos que postergó todo intento local. Tiempista el meta rumano, que supo diluir las olas rivales y asegurar el empate.