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No se achicó el Bullense ante el gigante de la Preferente. Los de Mapeka pusieron en jaque a los de David Vidal y ambos regalaron un espectáculo a la altura de dos candidatazos al título. ¡Y que viva el fútbol!
David Vidal tomó nota el Domingo pasado, sentado bajo la visera del Nicolás de las peñas. El técnico do Porto do Son se marchó confiado en una segura victoria de los suyos en el José Barnés. Bien es cierto que no fue la mejor presentación de los rojiblancos, que igualaron 1-1 ante Beniel en un partido sin muchas luces.
¿De ahí vendrán las infinitas muecas del veterano técnico en el partido ante el Bullense? Claro, es que éste Bullense no fue el de siete días atrás. Éste fue minuciosamente preparado por Mapeka, que elaboró su plan: Primero el desarme de su rival y después el ataque eficaz de los suyos. ¡Y vaya si acertó!
Racing vio a un Bullense envalentonado, firme en la cancha, concentrado en cada uno de sus cañones. No le quedaba otra a los de Mapeka. Los números de Racing están ahí y no son casualidad, por eso el oriundo de Archena tejió su propia telaraña para encasillar a cada figura de Racing y extraerle todo su peligro. Así, los de David Vidal quedaron desarmados, inertes para dañar el área de un Ginés Guzmán vestido de superheroe: En la única ocasión clara de gol (Tremendo cabezazo) tuvo una reacción digna de los grandes metas, sacando una mano MA-GIS-TRAL que le dejó el gol atragantado a toda la parcela Racinguista.
El golazo de Justin (una delicia de globito por encima de Noguera) mediado el primer tiempo confirmaba lo que sucedía en la cancha: Una presión asfixiante de los rojiblancos (Ayer celestes) tenía aturdida y desarmada a toda la artilleria local, que se fue al descanso masticando bronca. El Bullense estaba volando sobre el nido del Cuco.
Los de Vidal, lógicamente, salieron a matar o morir en la segunda etapa. El Bullense, bien plantado en su terreno y con los colmillos de la «Cobra» Piqueras a la expectativa, dejaba correr el viento a su favor. Pero ya se sabe, a un equipo de semejante jerarquía y talonario le basta un suspiro para liquidarte, y a medida que iban llegando centros al área de Ginés Guzmán se presagiaba lo que llegó: Testarazo impecable de Carlos Álvarez. ¿Y Ahora?
La parcela racinguista se relamía, y si bien es cierto que Racing dominó y merodeó el arco visitante, no volvió a tener chances claras, gracias sobre todo a un trabajo perfecto de la parcela defensiva de los dirigidos por Mapeka.
El final fue digno de una película de Tarantino. Cuando parecía que el Bullense ya iba a abortar cualquier intento de ataque, se vino a la cancha Quique Soriano, y al ex-Muleño le bastó un ratito para armar tremendo quilombo en la cabeza de David Vidal: Imparable, Quique cambió las tornas del partido e incluso tuvo una muy clara con un sablazo que Noguera despejó por arriba del travesaño.
No quedó ahí la cosa. A la salida del córner fue el Vasquito Aitor quien se anticipó a todos y sacó un cabezazo extraordinario. La pelota pegó en el travesaño y…y vaya a saber uno si entró o no entró. Lo cierto es que el referí dijo «Siga siga» y la contra de Racing casi convierte el final en un infarto generalizado.
Fue empate. De poder a poder. Sin complejos ni ambigüedades. Racing con todo su poderío y el Bullense con su sorprendente caminar que va callando a más de uno. Sin ir más lejos, el propio Pepe Murcia terminó admitiendo las condiciones de un equipo que había subestimado en un principio.
Alguien voló sobre el nido del Cuco. Fue éste humilde conjunto del Bullense, que no te regala nada y que para vencerlo tenés que matarlo.