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El juvenil rojiblanco dejó atrás sus dos últimos tropiezos y le ganó bien a un Vistabella Alcantarilla que ya se asoma vertiginosamente al descenso. Los de Campoy no lucieron, pero recibieron oxigeno para seguir caminando.
Decía Eduardo Galeano: «La utopía está en el horizonte. Yo camino dos pasos y ella se aleja diez. Entonces, ¿Pará qué sirve la utopía? Sirve para eso, para seguir caminando…»
Éste plantel juvenil, producto 100×100 Bullense, camina desde hace unas semanas en esa utopía, la de pelearle a los grandes los puestos de supremacía.
¿Por qué utopía? Porque en ningún caso el CT rojiblanco se puso tal meta como objetivo, a sabiendas de que un club como el Bullense, nutrido única y exclusivamente de lo que crece en ésta tierra, pueblo de 11 mil habitantes, siempre estará en desventaja ante clubes ubicados en la capital, o cercanos a la capital, donde los frutos son mucho más abundantes y de una variedad extensa, casi un catálogo para que un novel entrenador pueda delinear su plantilla a su gusto y placer.
De vez en cuando, sólo de vez en cuando, se dan casos extraordinarios donde un plantel netamente local se le sube a la chepa de los grandes.
Uno de ellos es éste Bullense de Campoy. Se lo demostró a sí mismo no hace mucho, en su visita a Guadalupe, o más cercano, en su espectacular goleada a todo un Ranero.
El pasado Sábado doblegó a un rival en su misma circunstancia, un Vistabella Alcantarilla aplicado a la máxima capitalista: Mínimo recurso, máximo rendimiento. Y es que cuando uno no goza de los recursos deseados para llevar a buen puerto su plan, las olas grandes son difíciles de capear.
Lo sabemos también acá, en Bullas, cuando los pibes rojiblancos han tenido que navegar tormentas como Jumilla, San Miguel o Academia Grana, equipos plenipotenciados a los que resulta harto complicado mirarlos desde la misma altura.
Pero nuestra utopía tiene pilares. Pilares como Fran Valera, tremendo goleador rojiblanco que semana a semana amenaza con terminar siendo el máximo artillero del campeonato(Ya suma 25), secundado por Miguel Espín(10). Pilares como los Egea, con los que Campoy ha podido contar a cuentagotas y que…¡Vaya si nota sus presencias y acusa sus ausencias! Pilares como GinésEspín y Paco Jiménez, ese duo central que ya uno recita de memoria y que de memoria se complementa en la cancha.
La victoria ante Vistabella fue un muestrario de algunas de éstas virtudes (disciplina y contundencia), pero también de sus carencias (indulgencia y desconcentración), todo batido en 90 minutos, por eso nisiquiera tamaño resultado (4-1) dejó esa sensación consolidada que traían los de Campoy hasta hace poco. Lo mejor fue la victoria, purificador activo, analgésico eficaz y chute de serotonina para reactivar el ansia perdida.
A lo largo de la temporada, mil y una ventiscas asolaron y todavía el navío navega hacia adelante, al igual que camina hacia adelante la utopía rojiblanca.
Con un largo trasiego por delante, las chances están intactas. Dependerá de éste piberío rojiblanco si la utopía es realidad o ficción.