El Bullense y su utopía: Pelearle el ascenso a los punteros y convertirse en la gran sorpresa de la 1ª juvenil. El Sábado ganó en Rincón de Seca y mantiene su extraordinaria racha.
La esperanza y su sustento: El Bullense es el mejor equipo de 1ª Juvenil en ésta segunda vuelta. Ni Academia Grana, ni Guadalupe, ni Ranero mantienen una racha tan demoledora como la de los pibes de Campoy, que desde la derrota ante los granas (5 de Enero) han sumado cinco victorias y un empate, traducidos en 16 puntos, que dejan a los de Campoy surfeando la ola del ascenso. En la cola, con varios por delante, pero en la ola al fin.
Valórenlo, porque ese sexto puesto tiene varias lecturas. ¿La más positiva? Si contamos los partidos de la segunda vuelta, el Bullense encabezaría la tabla por encima de todos esos colosos como Academia, Guadalupe, etc. ¿Más cosas? En ese exitoso lapso, el piberío rojiblanco suma 23 goles, lo que ha relanzado a nuestro colosal «Panzer», Fran Valera, a lo más alto de la tabla goleadora.
Arenas movedizas pisábamos en nuestra incursión en Rincón de Seca. Es sabido que, tras la sobredosis de adrenalina que dejó la victoria en El Ranero, las pulsaciones fácilmente bajarían para enfrentar al colista del torneo. Y de alguna forma y por algunos momentos, sucedió.
No se confundan. El Bullense fue justo ganador, y si bien el resultado fue corto y estuvo al filo de la navaja, lo cierto es que Rincón de Seca apenas propuso en el inicio del encuentro, ese lapso habitual de los pibes de Campoy que tantos disgustos ha costado.
No pudo, no supo, lo cierto es que el local no logró atravesar ese umbral y el Bullense halló un remanso de paz en los pies de hombres como Alejandro Egea, volante direccional del equipo a la hora de fomentar juego. Elaboración fructuosa la de la «Brujita», que armó la jugada del primero para que Miguel Espín empezara a cimentar la victoria rojiblanca.
El gol cambió la marea, porque el local, amparado a ese arranque dubitativo de los de Campoy y con el cero en el marcador, arrojaban osadía para amenazar el arco de Vivo. El gol del «Gallito» Espín les amainó esa energía, y así, el cuadro rojiblanco se fue al descanso en una tensa calma, con el 0-1 a favor.
El complemento tuvo otra tónica. El Bullense, mas templado, empezó a encontrar los huecos a través de los «niños» del equipo: Kiko, Antonio Egea o el «Dibujito» Jiménez empezaron a tejer juego, y claro, esa frescura reforzó las chances de convertir el segundo, que cayó por decantación: El «Dibu» gambeteó para que la pelota le llegara a Fran Valera, y el goleador, «Panzer» demoledor, encaró a su marcador que, presa inocente ante el depredador, apenas acompañó con la mirada la definición.
Con el 0-2, Campoy le puso el cerrojo con la entrada del «Turquito» Gil, que nunca desentona en esa tarea. Y si bien los locales hallaron el descuento, nunca dieron la sensación de poder arrebatarle la victoria a los rojiblancos, sino al contrario: En la desesperada e infructuosa búsqueda del empate, Rincón de Seca liberó espacios donde los de Campoy pudieron ampliar la ventaja de forma manifiesta. Sobró testosterona para clarificar y definir, y eso derivó en el desasosiego de los minutos finales.
Fue victoria y fue otra confirmación del gran momento del equipo, que gana cuando juega bárbaro (Cieza), gana cuando están las fuerzas igualadas (Ranero), y gana en escenarios engañosos (Rincón de Seca).
Atravesamos varias estaciones: Atrevimiento, osadía, resiliencia, fe. Y ahora? Ahora se viene un rival que nos paseó en la ida, que ostenta el mismo calibre que nosotros, y que pondrá a prueba la fortaleza del Nicolás de las peñas.
Próxima estación? Esperanza!
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