Notable victoria del Bullense, que desembarcó en La Unión para conquistar una de las plazas más inexpugnables de la preferente. Los de Mapeka se meten de lleno en la pelea por el campeonato.
El Bullense se sacó la careta y demostró lo que es a día de hoy: Un serio contrincante para llevarse el campeonato y lanzarse a la 3º División.
¿Imaginan lo que sería ésta Phillips Preferente si el equipo de Mapeka no estuviera metido en el lote de punteros? Una anodina competición con los dos ascensos prácticamente adjudicados desde Navidad, porque tanto Racing como Abarán han demostrado ser los dos cocos del torneo, de manera casi incontestable.
Pero resulta que en Bullas se fragua una idea, casi un deje rebelde, que se resiste a ser mera comparsa. ¡Y qué incómodo les resulta a varios! Sin ir más lejos, a La Unión, un equipo diagramado para estar en tercera división, con tablas y recursos que lo avalan, pero que tras caer el pasado domingo quedó a 14 puntos de los irreverentes hombres de Mapeka.
El choque fue tremendo, de poder a poder. No era para menos. Palomeque contra Mapeka, el rumano Savu contra el Zamora Ginés Guzmán, el tremendo ataque blanquiazul contra la zaga mas eficiente. Toda una partida de ajedrez entre dos bastiones distintos, pero con los mismos objetivos.
Dominó La Unión en la primera etapa, ante un Bullense que parecía ocultar sus pergaminos y que trataba, ante todo, de amainar a las fieras locales. Palomeque no se cortó en lanzar a sus muchachos al ataque, y la propuesta provocó más de un susto en las filas rojiblancas, amparadas en la tamaña figura de Ginés Guzmán, gran responsable del empate en los primeros 45´.
Pero Mapeka tenía preparada una bombita para el complemento. El DT mandó a la cancha a Enri Gómez, y acertó de pleno.
«Gambetita» torció la historia, como lo hacen los grandes jugadores. Con él en cancha, la balanza tornó, al igual que el destino. Apareció la inmanente frescura de los «distintos», y lo que era un guion fijo se fue al traste en un rato.
Primero irrumpió «Panchito» Villa, bandolero de llanura que cabalgó derechito hacia el arco y definió con hidalguía experta, zurda virtuosa que encandila a quien lo presencia. Revolucionaria la llegada del delantero, que le ha devuelto al Bullense el instinto asesino, otrora perdido.
El gol cambió el semblante de los locales, que apenas tuvieron tiempo de reagrupar filas. Aparecieron entonces los grandes interpretes de la tarde, Enri y Sergio Alcaraz, para hacer del gol, virtud: Parte Enri desde la mitad de cancha, «Juguete» lo invita a jugar, Enri no se resiste y le tira la pared. Alcaraz, mago de guante blanco, se la devuelve redonda, y «Gambetita» saca de la chistera una paloma redondeada que vuela, suave y libre, hasta esa esquina donde ni dos metros de arquero pueden llegar. ¡Abracadabra!
0-2 y partido liquidado, a pesar de los retazos de los locales, fieras enfurecidas que se resisten a sucumbir. La Unión demostró ser un bravísimo adversario que encumbra todavía más la victoria de los rojiblancos, que alcanzan los puestos de ascenso y amenazan la supremacía Racinguista.
Hemos superado ventiscas y huracanes, tornados y aludes, y aquí seguimos, como Nelson en el Atlántico, como Drake en el mar del norte o como Sandokán en el mar de Java, incordiosos piratas con nada que perder y mucho que ganar. Al abordaje!