Oli habló de todo en una extensa charla con clubdeportivobullense.com: Sus orígenes, su pasado reciente, su arribo a Bullas, sus alegrías, sus decepciones…No le huye a nada, así en la cancha como en la vida.
Llegó al club de forma casi sorpresiva. No sólo por la competencia que tiene en un puesto con muchos aspirantes, sino por su larga trayectoria con la camiseta del clásico rival, el Muleño.
Salvador Romero Gil, más conocido en el ambiente futbolero como Oli, se sumó al club hace tres semanas, buscando ese perfil de mediocampista de corte defensivo, de overol, de trabajador incansable, y especialmente, con trayectoria: «Sí, con 30 años ya tengo un camino andado a mis espaldas. Me ha tocado jugar en campos muy bonitos pero también muy feos».
Oli no duda al ser consultado sobre su estilo de juego y sus referentes: «En mi puesto me gusta especialmente uno: Ngolo Kanté: Para mí el mejor, un jugador bárbaro. En un puesto como el mío es muy importante el posicionamiento, el juego aéreo, el carácter…» Aquí para la bola y la devuelve: «Creo que son valores fundamentales para el puesto, y el interés del club por mi llegada imagino que es para eso, para aportar carácter y garra, sobre todo teniendo en cuenta la juventud del plantel. Yo, a nivel personal, me considero un currante del fútbol».
Hijo predilecto del Muleño, donde se desempeñó prácticamente la totalidad de su carrera, no esconde su agradecimiento a Bullas y al Bullense por la oportunidad brindada: «Desde el primer momento que llegué al club he sentido una gran valoración por parte de la gente, de la directiva, del cuerpo técnico y de los jugadores», y destaca: «A veces viene bien salir de casa para descubrir que afuera a uno también lo valoran, es algo ilusionante a la par que bonito.»
Consultado por su pasado, nos comenta: «En Mula jugué desde los ocho años. Con 18 subí al primer equipo y ahí, exceptuando un año en Molina, desarrollé toda mi carrera. Fui capitán durante cinco temporadas seguidas en la tercera división.» ¿Y su partida a qué se debió? Oli responde con elegancia: «Por cuestiones privadas que no corresponde hacerlas publicas». Un caballero.
Ya entrando en materia estrictamente futbolística, Oli se distiende. Consultado por un momento especial en el fútbol, reflexiona y nos cuenta: «Recuerdo especialmente dos partidos donde nos jugábamos la permanencia. Fueron dos años consecutivos y tuve la suerte de marcar cuando nos estabamos jugando la vida. Fue contra El Palmar», y prosigue: «Otro momento bello que me tocó vivir fue cuando ascendimos de Preferente a tercera. Teníamos un equipazo y yo tuve el honor de ser el capitán de ese equipo».
Y goles especiales? Oli no duda: «Uno que marque contra UCAM de cabeza», y rememora a su técnico por aquel entonces, Sergio Aracil: «Un gran técnico al que quiero mucho. Un loco del fútbol. Él me animó a seguir en una época donde medité la idea de dejar el fútbol, incluso me quedé sin hacer la pretemporada, y aún así me dio toda la confianza.» Y resalta: «Me enseñó mucho. La presión arriba, la buena ubicación en el campo, le estaré siempre agradecido».
A sus 30 años, y consultado por lo mejor que le deja el futbol, Oli no duda: «Lo mejor que te deja el fútbol son los amigos, porque vayas adonde vayas, con los compañeros que coincidas, siempre se generan amistades que son para siempre.»
Para cerrar ésta entrevista, le proponemos a Oli un breve ping pong de preguntas y respuestas que, lógicamente, encara sin problema:
1- Real Madrid o Barcelona: «Atlético de Madrid, te vale?»
2- Argentina o Brasil? «No tengo preferencias. Quizás Brasil, por Casemiro, aunque Redondo…era el genio»
3- Sergio Ramos o Gerard Piqué? «Ramos».
4- ¿Qué es más importante, el juego o el resultado?: «Difícil pregunta. Normalmente el juego. Disfrutar del fútbol debe ser lo más importante, pero no nos engañemos, uno siempre está condicionado por el resultado y los puntos».
5- El mejor equipo que viste en tu vida: «Sin dudas, el Barsa de Guardiola»
Y cierra el ping pong con mucha categoría: ¿Te quedan sueños por cumplir en una cancha? «Sí, marcar un gol para un ascenso (Risas)»
¿Se le cumplirá éste año su sueño? El tiempo decidirá. Por ahora, éste Pitbull de la mitad de cancha, con muchos pergaminos a sus espaldas, conserva ese deseo de seguir jugando y seguir soñando. Y como buen Pitbull, una vez que muerde su objetivo, no lo suelta más.