Otro gran paso del Bullense en su andar por la Phillips Preferente. Rentabilizó su discreta actuación con un gol de Platas y logró contener los intentos rivales. Así, saca billete para Play Off sin perderle pisada a los punteros.
Es una faceta inherente a cualquier equipo con pretensiones de luchar por el campeonato (No la única, pero legítima como cualquiera): Dejar de lado la estética del sentimiento y viceversa, y encomendarse al lo práctico, a la máxima rentabilidad de la mínima producción. Ser pragmáticos, como arma ofensiva y defensiva, para consumar los planes deseados. Ser un poco Bilardistas, como dirían en Argentina, o «Cholistas«, como dirían en Madrid.
Ese pragmatismo le cundió al equipo de Mapeka, que golpeó duro en el momento preciso y después cedió la manija a un irresoluto Balsicas, incapaz de atravesar el telón de acero rojiblanco.
Pragmático fue el juego del equipo. El DT optó por dos pivotes para contener la mitad de cancha: Le encomendó la tarea al «Pulpo» Molina y lo reforzó con la compañia del ex-Muleño Oli. La variante llegó con Eloy Jiménez, ubicado casi en la mediapunta, y con la sorpresiva entrada de Belló en la punta de ataque.
Con ésta apuesta, condicionada ante las inconveniencias meteorológicas, el partido se dio como se tenía que dar: Feo para el espectador, maratoniano para los jugadores e infartante para los banquillos.
El arranque mostró a un Balsicas fiero, que puso a trabajar al fondo desde el inicio del partido. El Bullense abandonó rápidamente la circulación y pecó, por momentos, de quedarse con el pie en el acelerador en punto muerto. Buenos movimientos, buenas intenciones, pero poca lucidez, así en el cielo como en la cancha, para darle calor a una helada visera, ávida y necesitada de calentar la garganta.
Y una de las necesidades de éste equipo es rentabilizar la pelota parada, faceta todavía en el debe, y que ayer resultó la llave de la victoria: Alejandro Platas, requerido por el DT por su buena pegada, aprovechó una falta fuera del área para abrir el candado: Derechazo seco, intencionado y veloz por la húmeda moqueta del Nicolás, imposible para el arquero
Justo o no, el Bullense tuvo la efectividad necesaria para adelantarse, la misma que mostró Ginés Guzmán minutos antes con una atajada extraordinaria, en lo que pudo ser otro guion de la historia.
El gol provocó un aquelarre generalizado, donde la más clara la tuvo Balsicas con un remate al palo, tras una gran acción del Georgiano Valeri. ¿El Bullense? Anclado en sus dos cuartetos, apenas alcanzó a arañar en el área rival y así continuó en el complemento.
Un complemento más bizarro, de mucho apriete y pocas luces. Una lucha en el barro donde hombres como Oli e Ismael prevalecieron.
Fue un tibio 1-0 que generó murmullo en la visera rojiblanca. Se sabe: El hincha rojiblanco es de paladar negro. Le gusta ganar, pero también le gusta divertirse. Seguramente no era el escenario adecuado para la función esperada, pero es innegable que los rojiblancos acusan una merma en la creación, y por ende, en la definición, que los obliga a sustentarse en el pragmatismo radical del resultado.
Los números hablan, y despejan el temporal en Bullas: 43 puntos, tercero consolidado, intocable en condición de local, y a día de hoy el único dolor de cabeza para Abarán y Racing. Santo pragmatismo.