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Frenética de principio a fin. Nervios, alto voltaje, por momentos histeria. De todo tuvo la final de la copa Noroeste, que el Bullense volvió a ganar en los penales ante un bravísimo GH Calasparra. Buena inyección anímica para un equipo que sueña.
Notable victoria del Bullense ayer, en una noche caliente, donde el local y el GH Calasparra se jugaban la II edición de la Copa Noroeste.
Y es que el partido tuvo todos los condimentos de una final. Un mediocampo minado, balones que volaban como misiles, gresca, discusión, y cada pelota luchada con el alma, como son las finales.
Fue el Calasparra el que de entrada tomó el mando y se plantó en terreno rojiblanco. Los de Mapeka, incapaces de conectar via Párraga o vía Ismael, tuvieron que replegarse y apostar por las contras largas, buscando lastimar con Justin y Antonio, pero cada centro que llovió en el area visitante fue repelido por la eficiente zaga de Calasparra.
La tensión se cortaba con cuchillo, y estalló en el complemento, cuando el «Pájaro» Adrián López cayó en la trampa de la provocación y terminó en las duchas. Con un mundo por delante, lejos de refugiarse, los de Mapeka se fueron resueltos a por el partido. Lo tuvo la «Cobra» Piqueras, lo tuvo «Juguete» Alcaraz, pero el cero soportó todas las embestidas y determinó que la Copa se definiría a los penales, donde la fortuna sonrió al que más lo mereció.
Picó la «Cobra», definió «juguete», el palo escupió el esquinado remate del visitante, y Eloy definió con clase para darle la primera alegría a su gente y darle un importante envión anímico a éste Bullense 2019, que sueña, que cree, y que vengan buenas o malas camina con decisión hacia una temporada exitosa. Brindemos porque así sea. Copas sobran.