Eloy Jiménez es el director de orquesta de éste Bullense. Jugador criado en el pasto de la Rafa, su figura ha evolucionado con los años hasta convertirse, a día de hoy, en uno de los mejores centrocampistas de la Región.
Dicen que nadie es profeta en su tierra, y quizás de ahí venga la escasa relevancia que se le da a un futbolista de escuela como Eloy Jiménez.
Y digo escuela porque Eloy no nació aprendido. En sus primeros años (En los que tuve el honor de verlo) jugaba un papel secundario, dentro de un equipo extraordinario, que dejó huella: El Alevín A dirigido por Vicente Fernández, que tanto nos encandiló con su fútbol y sus jugadores exquisitos: Juansa, Gianluca Pelleti, José Enrique Fernández, Santos Espín, Antonio Puerta, Yesid Calderón…¡Mamita! ¡Qué suerte haber visto tamaña obra!
Habían pasado 12 años desde entonces, cuando volví a sentarme en la visera del Nicolás de las peñas. Reconocí varias caras, antaño unos niños, hoy ya unos hombres hechos y derechos, en la cancha y en la vida: La cara de villano de Juanfran, la jerarquía adquirida de José Sánchez, o la picardía de Javi Huéscar. Pero el que captó mi atención fue el 6, el peladito que manejaba la mitad de cancha, como quien maneja un ferrari entre pinares.
«Es Eloy» me respondieron a mi pregunta, con tono de sorpresa, maximizando mi ignorancia. Claro, me van a tener que disculpar, habían pasado 12 años. Me sorprendió primero, me alegró enormemente después.
Debió de ser el antojadizo destino el que me unió, primeramente, con su hermano menor. He de retroceder al verano de 2006 para recuperar el rostro de aquel niño, que sólo tenía ojos para el balón, en la escuela municipal de fútbol. «¿Como te llamás?» le pregunté a ras de cesped, con todos sus compañeritos mirando. «Vicentéee» me respondió, con su latente y simpático acento bullero. Aquel niño tenía algo especial, y con los años, ya peinando canas, me doy cuenta que la cosa no era particular, la cosa venía de familia. 100% Bullense. 100% Fútboleros. Basta con ver cada domingo, llueva o truene, a Maria Jesús, su mamá, acudiendo a su cita infaltable en el Nicolás de las peñas, bajo la cabina de radio, siempre con una sonrisa.
Es para mi un privilegio, y lo digo desde la más absoluta humildad, ver la evolución que ha tenido Eloy Jiménez. Pasan las jornadas, vamos de cancha en cancha, y cada día estoy más convencido de que tenemos en el plantel a uno de los mejores TODOCAMPISTAS de la región. Y sí, digo bien, todocampista, porque si hay algo que tiene Eloy es la versatilidad para ser útil en cualquier puesto de la cancha.
No es nuevo. Ya lo era por aquellos tiempos, jugando por todo el frente de ataque, haciéndose notar entre aquel grupo de niños prodigio.
Ha adquirido tal relevancia el papel de Eloy en la cancha, que pasó a ejercer de termómetro en el equipo que dirige José Mapeka. Cuando Eloy se apaga, el equipo sufre, palidece. Cuando Eloy se enciende, todo fluye, y el partido se torna mucho más accesible. Hasta ese punto ha llegado la evolución de tamaño jugador.
Producto 100% Bullense. Claro ejemplo de evolución futbolística. Líder de un Bullense que está haciendo historia desde la estadística, y que marcha firme en busca del tan ansiado retorno a la tercera División.
No es casualidad. Es causalidad, entre muchas otras cosas, por jugadores de ADN rojiblanco. Jugadores 100% Bullenses. Jugadores como Eloy Jiménez. ¡Gracias Maria Jesús, sin ti nada de ésto sería posible! Quizás el año próximo podamos darnos el gusto de ver a los dos hermanos manejando los hilos del equipo!
Toni Fontán